sábado, 22 de agosto de 2009

Cara y cruz

Les faltó tiempo. Eran mediados de febrero cuando el 54% de venezolanos dijeron “si” a la reforma constitucional que permitirá a Chávez presentarse de forma indefinida como candidato a las distintas elecciones que tuviesen lugar en un futuro. A la mayor parte de la comunidad occidental –desde sectores liberales fundamentalmente- les faltó tiempo para saltar a la yugular del “Comandante” criticando duramente esta posibilidad.

A pesar de la opacidad de estos resultados –fue necesaria una segunda votación para satisfacer la voluntad del presidente venezolano- la dura crítica realizada por los liberales encuentra su fundamento en el terror que les imprimía una prórroga del periodo chavista hasta 2019 y por tanto la continuidad de una línea política que, a través de la nacionalización de grandes compañías -petroleras en su mayor parte- reduce de forma drástica los beneficios del empresariado europeo y norteamericano.

Estos días el proceso se repite en Colombia. El liberal Uribe propone en este Estado un referéndum que le abra las puertas a un tercer mandato que daría comienzo en mayo del año que viene. La reforma continua para adelante –hace dos días la aprobó el Senado- mientras aquellos que en febrero se desgañitaron permanecen en silencio.

Como ya señalamos en una entrada anterior, América Latina es vista por algunos expertos como el lugar en el que desarrollar un modelo económico alternativo a la sociedad de consumo –al contar con un mayor grado de desarrollo que otras regiones por un lado y por no estar sumido en el modelo capitalista por otro-.

La prórroga del mandato tanto del uno como del otro contribuirá al incremento de la tensión política de un continente que cuenta con grandes problemas. Echemos un vistazo a la realidad político-económica latinoamericana:

Si comenzamos nuestra ruta en el norte nos encontramos con un México desbordado por el narcotráfico.

En Honduras sigue sin reestablecerse la legalidad desde finales de Junio siendo habituales los enfrentamientos entre los golpistas y los seguidores del depuesto Zelaya.

En Ecuador se descubre que la campaña del presidente Correa fue financiada en parte por las FARC colombianas –cuyos fondos provienen fundamentalmente del narcotráfico-

Lula, en Brasil, continúa sin poner freno a la deforestación masiva del Amazonas llevada a cabo por las grandes multinacionales del sector alimentario. Por otra parte proyectos impulsados en las favelas de Río recuerdan peligrosamente a los guetos de judíos en la Alemania nazi.

Los esposos Kischner en Argentina, bajo un aparente discurso social, dan rienda suelta a la especulación para incrementar su patrimonio. Así, su “olfato” les permite en un solo año multiplicar por 100 el valor de unos terrenos adquiridos. Al mismo tiempo permiten una segunda fuga de capitales que tiene toda pinta de desembocar en un segundo corralito.

Si volvemos a Colombia y Venezuela, que son los Estados que han dado pie a esta entrada, comprobamos que la situación no varía en exceso:

La mano que tiende Uribe a Obama para que EEUU incremente su presencia militar en América Latina puede desestabilizar el continente si el resto de Estados lo interpretan como una intromisión en su soberanía.

Por otra parte, el gran poder que representan los militares dentro del Estado –como consecuencia de que casi el 5% del PIB de este país se destina a gasto militar- así como los escandalosos casos de corrupción de los narco-paramilitares, deben ser calificados como muy preocupantes.

El gobierno venezolano da una de cal y otra de arena. Así, al tiempo que realiza una fuerte inversión en educación –gracias a la cual ha logrado contar con menos de un 5% de población analfabeta, siendo considerado por tanto por la UNESCO como país alfabetizado-, desde Caracas se dinamita la libertad de expresión al impulsar el cierre de distintas cadenas de radio y televisión contrarias a Chávez al considerar que tratan de manipular a la población.

Resulta perturbadora esta decisión pues convendría recordar al gobierno venezolano que la única forma de evitar la manipulación de su pueblo es impulsar la educación tal y como viene realizando; siendo después los venezolanos los que juzguen gracias a un criterio formado la actuación de unos y otros.

En otro orden de cosas no debemos olvidar que Chávez tiene, al igual que Uribe, una visión favorable del militarismo y así lo demuestra en sus continuas idas de bolo en las que amenaza o bien con sacar los tanques a las calles venezolanas o bien con declarar la guerra a medio continente –o a medio mundo si le da-.

Por ello, a pesar que desde algunos sectores nos intenten vender a estos dos países como antagonistas, –el socialismo del siglo XXI venezolano frente al liberalismo colombiano- debemos ser cautos y comprender que Chávez y Uribe no son tan diferentes: Son la cara y la cruz de una misma moneda.

La moneda de la ambición y el poder.

1 comentario:

ividal dijo...

A veces necesitamos que gente como tú nos abra los ojos, porque más de una vez los cerramos sin darnos cuenta.
Gracias.