sábado, 22 de agosto de 2009

Cara y cruz

Les faltó tiempo. Eran mediados de febrero cuando el 54% de venezolanos dijeron “si” a la reforma constitucional que permitirá a Chávez presentarse de forma indefinida como candidato a las distintas elecciones que tuviesen lugar en un futuro. A la mayor parte de la comunidad occidental –desde sectores liberales fundamentalmente- les faltó tiempo para saltar a la yugular del “Comandante” criticando duramente esta posibilidad.

A pesar de la opacidad de estos resultados –fue necesaria una segunda votación para satisfacer la voluntad del presidente venezolano- la dura crítica realizada por los liberales encuentra su fundamento en el terror que les imprimía una prórroga del periodo chavista hasta 2019 y por tanto la continuidad de una línea política que, a través de la nacionalización de grandes compañías -petroleras en su mayor parte- reduce de forma drástica los beneficios del empresariado europeo y norteamericano.

Estos días el proceso se repite en Colombia. El liberal Uribe propone en este Estado un referéndum que le abra las puertas a un tercer mandato que daría comienzo en mayo del año que viene. La reforma continua para adelante –hace dos días la aprobó el Senado- mientras aquellos que en febrero se desgañitaron permanecen en silencio.

Como ya señalamos en una entrada anterior, América Latina es vista por algunos expertos como el lugar en el que desarrollar un modelo económico alternativo a la sociedad de consumo –al contar con un mayor grado de desarrollo que otras regiones por un lado y por no estar sumido en el modelo capitalista por otro-.

La prórroga del mandato tanto del uno como del otro contribuirá al incremento de la tensión política de un continente que cuenta con grandes problemas. Echemos un vistazo a la realidad político-económica latinoamericana:

Si comenzamos nuestra ruta en el norte nos encontramos con un México desbordado por el narcotráfico.

En Honduras sigue sin reestablecerse la legalidad desde finales de Junio siendo habituales los enfrentamientos entre los golpistas y los seguidores del depuesto Zelaya.

En Ecuador se descubre que la campaña del presidente Correa fue financiada en parte por las FARC colombianas –cuyos fondos provienen fundamentalmente del narcotráfico-

Lula, en Brasil, continúa sin poner freno a la deforestación masiva del Amazonas llevada a cabo por las grandes multinacionales del sector alimentario. Por otra parte proyectos impulsados en las favelas de Río recuerdan peligrosamente a los guetos de judíos en la Alemania nazi.

Los esposos Kischner en Argentina, bajo un aparente discurso social, dan rienda suelta a la especulación para incrementar su patrimonio. Así, su “olfato” les permite en un solo año multiplicar por 100 el valor de unos terrenos adquiridos. Al mismo tiempo permiten una segunda fuga de capitales que tiene toda pinta de desembocar en un segundo corralito.

Si volvemos a Colombia y Venezuela, que son los Estados que han dado pie a esta entrada, comprobamos que la situación no varía en exceso:

La mano que tiende Uribe a Obama para que EEUU incremente su presencia militar en América Latina puede desestabilizar el continente si el resto de Estados lo interpretan como una intromisión en su soberanía.

Por otra parte, el gran poder que representan los militares dentro del Estado –como consecuencia de que casi el 5% del PIB de este país se destina a gasto militar- así como los escandalosos casos de corrupción de los narco-paramilitares, deben ser calificados como muy preocupantes.

El gobierno venezolano da una de cal y otra de arena. Así, al tiempo que realiza una fuerte inversión en educación –gracias a la cual ha logrado contar con menos de un 5% de población analfabeta, siendo considerado por tanto por la UNESCO como país alfabetizado-, desde Caracas se dinamita la libertad de expresión al impulsar el cierre de distintas cadenas de radio y televisión contrarias a Chávez al considerar que tratan de manipular a la población.

Resulta perturbadora esta decisión pues convendría recordar al gobierno venezolano que la única forma de evitar la manipulación de su pueblo es impulsar la educación tal y como viene realizando; siendo después los venezolanos los que juzguen gracias a un criterio formado la actuación de unos y otros.

En otro orden de cosas no debemos olvidar que Chávez tiene, al igual que Uribe, una visión favorable del militarismo y así lo demuestra en sus continuas idas de bolo en las que amenaza o bien con sacar los tanques a las calles venezolanas o bien con declarar la guerra a medio continente –o a medio mundo si le da-.

Por ello, a pesar que desde algunos sectores nos intenten vender a estos dos países como antagonistas, –el socialismo del siglo XXI venezolano frente al liberalismo colombiano- debemos ser cautos y comprender que Chávez y Uribe no son tan diferentes: Son la cara y la cruz de una misma moneda.

La moneda de la ambición y el poder.

jueves, 20 de agosto de 2009

Infierno en la Tierra.

Los meses veraniegos son para la mayor parte de la población un auténtico paraíso. Playa, chiringuito, cervecita fría, algún que otro exceso con la comida y siestas prolongadas. Sin embargo, la aparición a lo largo del territorio peninsular de numerosos incendios forestales, hacen que el paraíso estival se asemeje, de forma progresiva, a un auténtico infierno.

Al margen de pirómanos, que provocan un incendio por el mero placer que parece provocarles el ver arder un monte; –los incendios provocados por estos sujetos nunca han supuesto un porcentaje elevado del total de superficie arrasada: 4,97%- tradicionalmente la mayoría de incendios eran provocados por ganaderos o agricultores como forma de incrementar la superficie de tierra destinada al sector primario.

Cuando la especulación inmobiliaria galopaba de forma desenfrenada hacia el barranco por el que se ha despeñado, los incendios eran el instrumento perfecto de las constructoras para aumentar de nuevo los terrenos sobre los que podrían llevar a cabo su actividad levantando moles de hormigón.

Recientemente se han tomado algunas decisiones desde los poderes públicos que tienen por objeto reducir el número de incendios que asola el monte. En este sentido, la imposibilidad de realizar una barbacoa al aire libre en los meses de estío o la prohibición de construir sobre un terreno quemado en una buena temporada –que sirve de repelente a constructores sin escrúpulos- ha supuesto una disminución del número de hectáreas calcinadas.

Sin embargo, existe un sector de la población que parece vivir al margen de la Ley. En sus reductos del monte, los militares siguen jugando a la guerra durante todo el año disparando sus fusiles y movilizando tanques y aviones –derrochando de forma ineficaz e irresponsable una suma elevada del dinero público-.

Hace unos días estos niñatos (por muy mayores que sean no dejan de ser unos niños que juegan a ser soldaditos de plomo) estaban realizando su “inofensiva” actividad en el campo de maniobras de San Gregorio al norte de la capital aragonesa cuando la cosa se les fue de las manos.

A estas horas son ya casi 6500 las hectáreas de monte que han sido pasto de las llamas –y se espera que ardan 2000 más antes de ser extinguido-. .

La labor del ejecutivo aragonés en materia de incendios forestales puede ser duramente criticada. Así lo demuestra que determinadas órdenes en relación con las zonas de riesgo que se publican en el BOA con tres meses de retraso, el presunto clientelismo a la hora de nombrar los cargos de Sodemasa (Sociedad para el desarrollo medioambiental de Aragón), o el incremento del presupuesto de la ya mencionada Sodemasa y reducción simultánea del número de trabajadores de los retenes contra incendios suscitando demasiadas dudas sobre el destino final de esta partida del presupuesto.

Pero el problema que debemos atajar de inmediato es la realización de maniobras militares durante, por lo menos, los meses de verano, debido a las evidentes consecuencias negativas que plantean.

Creo que es bastante coherente llegar a la conclusión de que si un civil renuncia a su ocio al no poder asarse unos chorizos o unas sardinas en compañía de unos amigos; los militares también deberían renunciar a su hobbie de disparar al aire como auténticos subnormales.

El viento del este provocó que el fuego pronto se extendiera más allá del campo de maniobras. Al este del campo de maniobras se encuentra la Academia Militar de Zaragoza custodiada todavía por una sobredimensionada estatua de Franco –Una estatua a escala real del dictador sería una porquería de monumento- por lo que el viento imperante estos días ha favorecido el progresivo alejamiento del fuego de este edificio. Sin embargo mañana la cosa cambia: Vuelve el cierzo. Arde Franco.

lunes, 17 de agosto de 2009

Renovarse o morir II. El sector alimentario

Tratábamos en la entrada anterior; partiendo de los importantes problemas con los que cuentan las centrales nucleares, la necesidad de una renovación en el campo energético para tratar de construir un futuro más responsable, sostenible y solidario.

La actual coyuntura económica debe ser la excusa perfecta para llevar a cabo tal renovación. Sin embargo, el proceso de reciclaje del sistema en el que vivimos insertos actualmente no puede ni debe limitarse a una reforma del sector energético. Es imprescindible que la reforma afecte a todo un sistema que ha fracasado estrepitosamente.

En esta nueva entrada, nos centraremos en otro punto clave de la economía actual que debe ser, en mi opinión, rediseñado de nuevo, dado que implica directamente que un sexto de la población mundial (mil millones de personas, para el que no comprenda la magnitud de la cifra) pase hambre en el planeta: el sector alimentario

A pesar de que algunos libros de historia aseguren que al término de la Segunda Guerra Mundial se puso a su vez punto y final al colonialismo que las potencias mundiales vinieron ejerciendo durante todo el XVIII, el XIX y parte del XX sobre el resto del planeta, lo cierto es que, a día de hoy podemos seguir hablando de un neocolonialismo encubierto. Por ello, el sector alimentario toma, de forma irremediable, una doble perspectiva.

Por un lado, el sistema económico que predomina de forma aplastante en el mundo desarrollado (modelo que, recordamos, ha fracasado) se basa en un consumo desmesurado de bienes y servicios.

El nivel de bienestar que hemos alcanzado la sociedad occidental en este último tiempo se ha debido en gran medida al auge del sector terciario, a una “terciarización” del sector secundario y a una fuerte reducción de la población activa que desempañaba su labor en el primario; donde debemos situar el punto clave de la cuestión que nos aborda: agricultura y ganadería.

Las duras condiciones de vida que implica este sector, unido a la revolución de los medios de transporte y a la construcción de un mundo cada vez más globalizado, ha favorecido el progresivo abandono de las instalaciones agropecuarias del primer mundo; conllevando a su vez el progresivo abandono del medio rural y por tanto las grandes concentraciones de personas en unas ciudades de dimensiones inabarcables.

En un principio, la reducción del número de agricultores y productores no dio lugar a un descenso de la producción como consecuencia de la tecnificación que sufrió el campo.

Aquí comienza uno de los graves problemas alimentarios del primer mundo: el uso desmedido de fertilizantes, abonos químicos, insecticidas cultivos intensivos, ganadería estabulada, piscifactorías…conlleva –aparte de la fuerte contaminación de los acuíferos- una fuerte pérdida de los nutrientes que los alimentos nos aportan.

La concentración en núcleos urbanos impuesta por este modelo económico implica una serie de problemas de abastecimiento. Problemas que son subsanados, en el sector agrícola, a través de una recolección temprana que permita que frutas, verduras y hortalizas lleguen a los mercados de nuestras ciudades con un aspecto aceptable. Sin embargo, tal técnica dinamita el proceso de maduración en rama del vegetal y por tanto la ya mencionada pérdida de nutrientes y por ende de sabor. Por ello, en ocasiones comer un tomate es una sensación similar a chupar la suela de un zapato: no sabe a nada.

Hasta aquí todo el embrollo queda en casa. Sin embargo, la sociedad occidental decide dar un paso más allá, siendo en este momento donde el problema toma una doble dimensión.

Como hemos visto más arriba, el modelo económico (que, repetimos por segunda vez para los que no se quieren enterar, ha fracasado) se basa en el consumo desmedido de bienes. En este punto tienen lugar dos situaciones que favorecen la externalización del problema.

Por un lado a los occidentales, que somos muy señoriítos, se nos pone en la punta del morro que queremos comer tomates todo el año, que nos gusta la piña de Costa Rica y que nos pirran los kivis de Nueva Zelanda.

Por otro aparece el perspicaz empresario que se da cuenta que el negrito africano o el indio americano trabaja las tierras infinitamente más barata que el agricultor occidental y que además, el abaratamiento de los transportes permite trasladar la mercancía desde África y América por otros cuatro duros hasta el primer mundo obteniendo por consiguiente unos jugosos beneficios.

Es en este punto cuando grandes empresas comienzan a comprar extensas dimensiones de terreno en países subdesarrollados donde llevar a cabo una actividad agrícola y ganadera con la que saciar a la, siempre insaciable, sociedad capitalista. Ejemplos concretos: Nestlé y Mc´Donalds.

Al igual que los grandes descubridores del XVI y XVII enseñaron a los indígenas de medio mundo las ventajas de la pólvora y de la religión –que les ha servido para aniquilarse los unos a los otros durante estos últimos 400 años-, las grandes multinacionales exportaron al resto del planeta las técnicas intensivas que destrozan cualquier intento de alimentación saludable.

¡Que injusto es el mundo! ¿Verdad? Pues sí; es injusto de cojones, pero lo gracioso es que la cosa no vuelve a quedar aquí.

La situación se complica con la llegada de los biocombustibles. El espectacular ascenso que ha tenido el precio del petróleo estos últimos años ha hecho necesario que desde occidente volviésemos los ojos hacia nuevas fuentes energéticas que permitiesen una menor dependencia del crudo ante la inminente extinción de este.

Las buenas expectativas generadas por los biocombustibles supusieron el progresivo aumento del precio de este tipo de plantas en el mercado global. ¿Qué sucedió entonces? Pues que el perspicaz empresario de antes se dio cuenta que si el maíz que antes se destinaba a la alimentación, ahora lo vendía al sector energético, sus beneficios volvían a dispararse (más aun), al igual que el número de personas que pasan hambre en el mundo subdesarrollado.

Todo esto se complica más cuando no son solamente las grandes multinacionales las que llevan a cabo estas técnicas neocoloniales. Así, la compra desmesurada de tierras cultivables que llevan a cabo algunos Estados como China, Corea o Emiratos Árabes en territorios como Zambia, el Congo o Sudán no hacen sino incrementar el desequilibrio alimentario al que asistimos.

Por ello, como decíamos al inicio, ante este caos, es imprescindible una renovación del sector alimentario en particular y del sistema económico en general siendo la crisis económica una oportunidad inmejorable para lograrlo.

Señores, aunque económicamente podamos permitírnoslo no podemos, desde un punto de vista moral y ecológico, comernos la piña de Costa Rica, ni el kivi de Nueva Zelanda ni el tomate en diciembre.

Es necesario poner énfasis en una agricultura y ganadería ecológica e impulsar unos mercados más locales. Por segunda vez: renovarse o morir.

martes, 11 de agosto de 2009

Renovarse o morir I. El sector energético

Eran mediados del mes de Junio cuando el asunto del cierre de la central nuclear de Garoña, cuya vida útil llegaba a su fin, convulsionó a la clase política.

El ejecutivo tomó la decisión de prolongar hasta 2013 la actividad productiva de la central para evitar los desastrosos efectos que podría tener sobre la economía de esta localidad castellana y sus alrededores el cierre.

Por ello recientemente se ha anunciado la puesta en marcha de un plan de 25 millones de euros que fomente la aparición de un tejido industrial al margen de la energía nuclear en la zona que sirva como red de seguridad a aquellos trabajadores que pierdan su empleo como consecuencia de la clausura de la central eléctrica.

A pesar de la necesidad de la medida (un cierre inmediato habría echo saltar la tasa de paro por los aires en este municipio) el cierre de Garoña; y en general de todas centrales nucleares españolas debe darse, en mi opinión, a la mayor brevedad posible.

En primer lugar por el progresivo envejecimiento de una central que al año que viene cumplirá 40 años; periodo de vida útil dado para las centrales españolas y, a partir del cual, su seguridad comienza a brillar por su ausencia. De este modo, el incendio que tuvo lugar ayer mismo en un transformador eléctrico de la central así lo demuestra.

Por otra parte, la única posibilidad de mantener una energía nuclear segura sería el desarrollo de un proceso de fusión que evitase la aparición de residuos radioactivos y, de este modo, se pondría punto y final a los siempre polémicos cementerios nucleares.

Por último, la dependencia exterior que genera el uranio es alarmante. El 100% del uranio utilizado por las centrales nucleares es importado. Europa es totalmente dependiente desde un punto de vista energético; y de hecho así lo pone de manifiesto la crisis energética que tuvo lugar el invierno pasado con Rusia. Por ello, que del total de uranio importado (todo el consumido) el 28% sea comprado a Rusia es, desde toda perspectiva, muy preocupante.

Es evidente que al cerrarnos una puerta, es imprescindible la apertura de una nueva que permita continuar con el nivel de desarrollo. Es en este punto donde las energías renovables deben comenzar a jugar un papel importantísimo en la economía española.

Las ventajas que presentan las renovables no se ciñen exclusivamente a las ya conocidas por todos que se centran exclusivamente en un plano ecológico. Es decir: Son inagotables y no conllevan la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen a incrementar de forma paulatina la temperatura del planeta año tras año (a pesar de que reconocidos científicos del calibre de Klaus, Aznar o el primo de Rajoy nos lo nieguen).

Además, las energías renovables presentan una serie de ventajas económicas con respecto a la energía nuclear. Así, mientras el kilowatio producido por una planta nuclear sobrepasa los 4000 euros, la producción de la misma cantidad de energía por un molino de viento se encuentra sobre 3000 euros.

A pesar de que la mayoría de seguidores de la derecha española se opone de forma sistemática a un futuro menos irresponsable (ya sabemos que la derecha española es algo especial), esperemos que esta última apreciación, al más puro estilo Tío Gilito, les sirva para tomar conciencia de la necesidad de una renovación en el campo energético.

Una renovación que nos permita construir un futuro sostenible de una santa vez.

domingo, 9 de agosto de 2009

¿Dónde está la mosca?

Hace tres años, un abuelo cebolleta con unas gafas de sol tremendamente horteras y de tamaño descomunal, dio el salto al estrellato gracias a una cancioncilla cuyo estribillo coincidía con el título de esta entrada. Si lo habían olvidado, lo cual supondría una muestra de salud mental, no se preocupen que ya estoy yo aquí para recordárselo.

Hace más de un mes, el presidente estadounidense Barak Obama, durante el transcurso de una entrevista que tenía lugar en la Casa Blanca, trató de emular al viejo cebolleta y, sin perder el porte que le caracteriza y su gran sonrisa, le atizó un manotazo a un mosca que por allí rondaba cayendo ésta fulminada en el acto.

Algunas personas con mucha imaginación y demasiado tiempo libre han interpretado este gesto del presidente como un aviso a forasteros: “No tengo reparos en tomar duras medidas contra aquellos que se interponen en mi posición y la de mis intereses”.

A pesar de que la decisión de Obama de aniquilar al insecto en cuestión en aquel instante debemos calificarla como mera anécdota y dejarnos de interpretaciones retorcidas; lo cierto es que el militarismo neo-colonial que parece seducir a la administración Obama en Latinoamérica es altamente preocupante.

Tradicionalmente EEUU ha tratado de controlar el inmenso continente que se extiende bajo sus pies a través de una serie de Estados satélite que consiguiesen echar abajo aquellos gobiernos o movimientos sociales que se mostrasen en contra de sus intereses; nutriéndose para ello de la oligarquía y las fuerzas armadas de los distintos Estados latinoamericanos (Batista en Cuba, Pinochet en Chile, Videla en Argentina...)

Algunas posturas señalan que América Latina puede ser el punto de partida en el que ensayar un nuevo modelo económico alejado del libre mercado, pues se trata por lo general de países que han alcanzado cierto grado de desarrollo con respecto a otros del Tercer Mundo sin que la economía capitalista se haya asentado todavía de forma plena como sucede en todo Occidente.

El importante papel que puede jugar Latinoamérica en los próximos tiempos no deja indiferente a nadie; y mucho menos a un Estados Unidos que ve con estupor el progresivo crecimiento del ALBA, creado en 2004 como alternativa a “su” ALCA.

Por ello, ante el fuerte crecimiento que está sufriendo la izquierda en América Latina (si bien es cierto que no de la forma limpia que algunos desearíamos) y con este crecimiento la aplicación de unas políticas sociales que, generalmente, merman los beneficios de las multinacionales estadounidense dispersas por todo el continente, EEUU ha decidido retornar; si es que alguna vez la abandonó, a una política militarista que pretende un colonialismo encubierto.

Merece nuestra atención por tanto la oferta de Bogotá de instalar siete nuevas bases estadounidenses en suelo colombiano desde las que llevar a cabo un control de la región a través de misiones de espionaje y concentración de tropas.

Es obvio que la decisión cuenta con el rechazo generalizado de los gobiernos de todos países del continente; a excepción, naturalmente, de la propia Colombia y de Perú; a cuyo frente se encuentran Uribe y Alan García cuya política neoliberal encaja como anillo al dedo con los intereses económicos del empresariado estadounidense.

Las decisiones políticas tomadas por Obama desde que llegara a la Casa Blanca tales como la reforma sanitaria y financiera, así como el discurso dado en El Cairo son, desde mi perspectiva, más que positivas; sin embargo, podemos encontrarnos ante el primer gran patinazo del máximo dirigente norteamericano en caso de que acepte la propuesta de Uribe.

En un momento en el que el entendimiento entre los distintos pueblos de América Latina estaba llegando a través de distintos foros políticos de una forma pacífica, la imposición de una política militarista, y por tanto una inevitable reapertura de la violencia, debe ser calificada como fracaso.

Es alarmante por otra parte el cambio de postura del ejecutivo español. Mientras hace un mes Moratinos era partidario de “evitar una militarización de la zona”; recientemente, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega afirmaba que “España apoya la decisión tomada por Colombia en ejercicio de su soberanía”.

Para comenzar, que la decisión tomada por el presidente colombiano cuente en teoría con el respaldo de su pueblo no quita para no poder calificar la decisión de volver a remilitarizar todo un continente como despreciable. Para seguir: ¿No tendrá nada que ver en este cambio de postura el puesto que Obama va a dar a Zapatero de extranjis para la próxima reunión del G-20 que tendrá lugar en Septiembre en Pensilvania?

viernes, 7 de agosto de 2009

El príncipe del mundo

A día de hoy; desde hace bastante tiempo y hablando desde un punto de vista geográfico, podemos determinar que la división económica del mundo queda lejos ya de un oeste-este (el capitalismo occidental frente al socialismo soviético) y debe situarse en una división norte-sur (países industrializados en contraposición con el Tercer Mundo).

Sin embargo, existe un pequeño rincón del planeta que merece nuestra atención al ser capaz de predicar el comunismo y aplicar el libre mercado. Cuenta con más de 9 millones y medio de kilómetros cuadrados de extensión y es habitado por 1300 millones de personas: Hablamos de China.

Las condiciones de partida de este país se revelan desfavorables. Así, geográficamente, la elevada altitud media que presenta su territorio (el 25% supera los 3000 metros) ha supuesto tradicionalmente un lastre a la calidad de vida de su población. De este modo, con el 7% de la tierra cultivable del planeta, este país debe alimentar al 20% de su población total.

En 1949 Mao alcanza el poder y toma una serie de medidas que tienen por objeto paliar las deficiencias de la economía China. Se controla la inflación, se pone énfasis en la educación, aparecen colectividades agrarias, se nacionalizan los sectores claves de la economía, se reduce la producción de bienes de consumo y se intensifica el ahorro que se canaliza hacia una industria pesada que, a la larga, debía conllevar un crecimiento más estable (la semejanza con la política llevada a cabo en la URSS favorece las buenas relaciones entre ambos países).

Sin embargo, en 1958, con la entrada en vigor del segundo plan quinquenal, las medidas se vuelven más estrictas. El consumo se reduce en mayor medida tratando de dar lo que la prensa oficialista denominó “el gran salto hacia adelante”. Sin embargo, se trató de una medida excesivamente severa que implicó una reducción brutal de la producción industrial.

Al mismo tiempo, Kennedy desde Washington y Kruschev desde Moscú acercaban posturas abogando por una coexistencia pacífica de ambos bloques. Desde China se critica la postura de la URSS, las relaciones se enfrían y la ayuda soviética deja de llegar a Pekín. La situación empeora.

En 1976 Mao fallece. Dos años más tarde se hace con el poder Deng Xiaoping y comienza el batiburrillo político-económico al que hoy asistimos. Las consecuencias podemos calificarlas como poco alentadoras para el pueblo chino, quienes sufren un complejo sistema que reúne todas las desventajas de ambos sistemas.

Así, mientras su pueblo “disfruta” de un partido único (PCCH), ausencia de libertades (Tiananmen, Tibet...) y una burocracia sobredimensionada y corrupta por un lado, por otro, goza a su vez de grandes desigualdades sociales (tanto entre el campo y la ciudad como dentro de las ciudades) y un mercado laboral precario con jornadas interminables sin ningún tipo de derechos laborales.

Aunque las condiciones de vida de la población china sean lamentables desde todo punto de vista y supongan una denigración al ser humano, lo cierto es que la economía China ha crecido a un ritmo espectacular estos últimos años (10% anual).

A pesar de que la actual crisis ha supuesto un freno al crecimiento chino (se trata de un país en el que el 45% del PIB depende de un comercio exterior que, a día de hoy, se encuentra hundido) es opinión compartida entre los expertos que el gigante asiático se convertirá en algunos años en la principal potencia mundial.

Si bien, creo conveniente destacar dos motivos por los que a China no le interesa que el Yuan supere al Dólar (al menos en un tiempo prudencial); pues implicaría su suicidio económico:

1. China es un país fundamentalmente exportador por lo que le interesa una moneda devaluada.

2. El gobierno chino lleva invirtiendo en bonos del tesoro estadounidense un porrón de años, concretamente la suma asciende a 1,4 billones Dólares que vienen a equivaler a toda la producción española de un año. Por ello desde hace algún tiempo China comienza a diversificar sus inversiones (dirigiéndolas a África fundamentalmente; pero eso es otra guerra)

Señoras y señores; he aquí el futuro rey del mundo.

lunes, 3 de agosto de 2009

Marruecos.

La realidad político-económica marroquí es, a día de hoy, de gran trascendencia. Por un lado, el monarca viene utilizando desde hace algún tiempo su poder religioso para tratar de restar influencia al Islam. Por orto, Mohamed VI, trata de impulsar una capitalización del país terminando con el modelo económico existente.

Sin embargo, el énfasis puesto por la autoridad real en el tránsito a una economía capitalista, aparte de cometer flagrantes violaciones tanto al Estado de Derecho (excarcelaciones masivas) como a los Derechos Fundamentales (Sáhara), no puede ser calificado como altruista.

Muchas de las grandes empresas que comienzan a operar en Marruecos se encuentran bajo la propiedad de la familia real (El 60% de los títulos que cotizan en la bolsa de Casablanca pertenecen al holding que gestiona la fortuna real).

Macro proyectos urbanísticos y comerciales (el gran puerto de Tánger que comienza a competir con Algeciras o un nuevo proyecto en Nador) escapan del control del ejecutivo y sólo rinden cuentas al Rey.

El parlamento y los partidos políticos pierden poder de forma paulatina. Así, tanto socialistas como islamistas moderados son duramente reprimidos al tiempo que el mejor amigo del rey crea un partido que arrasa en las municipales (sin tener nada que ver, evidentemente, la extensa red de caciques que salpica el país)

Mientras en Europa el sistema capitalista se ha impuesto de forma progresiva, la llegada de la Ley de la Selva al mundo islámico puede tener unas consecuencias devastadoras.

En países del centro y del norte de Europa raro es el comercio que abre sus puertas hasta más de las seis de la tarde. En países algo más atrasados como España, la mayoría de supermercados abren hasta las 10, respetando el domingo como día de fiesta. Por ello, la apertura de la cadena de supermercados Marjane (también de propiedad real, por supuesto) los siete días de la semana de nueve de la mañana a once de la noche resulta turbadora, siendo una muestra del peligro que puede tener la instauración de la sociedad de consumo en este territorio.

El reino alauí se encuentra en estos momentos en una encrucijada clave de caminos, por lo que un paso dado en una dirección errónea puede dar lugar a una serie de consecuencias negativas que lastren el desarrollo de este país.

El pueblo marroquí no puede desperdiciar esta oportunidad. Sin embargo, debe conseguir recuperar su propia soberanía. Mientras el poder resida en una clase dominante reducida, el desarrollo conseguido será altamente inestable; corriendo el peligro de convertirse en un nuevo Irán.