miércoles, 26 de noviembre de 2008

Haciendo memoria

Durante estas últimas semanas están apareciendo gran cantidad de artículos en los diversos medios de comunicación acerca de la polémica Ley de Memoria Histórica.

El último en subirse al carro de las declaraciones ha sido el cardenal de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal: Rouco Varela. El prelado abogó hace un par de días por el olvido de “los lastres del pasado”.

Supongo que se referirá al olvido de la mitad de la Historia que estos días parece que poco a poco, y con cierto retraso quiere salir a la luz.

Es decir, a la historia de los miles de republicanos que fueron arrojados a fosas comunes durante los tres años de contienda y durante la represión posterior favorecida por la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939. Una ley de carácter retroactivo por la que se declaraban “rebeldes” (invirtiendo la realidad de los sucesos; pues a mi entender rebeldes son los que se sublevan contra un régimen democrático) a todos aquellos que se hubieran opuesto a la sublevación militar por acción u omisión.

Sin embargo Rouco no pide el olvido para las más de 400 víctimas del bando franquista que el episcopado español ha propuesto canonizar, y que se sumarían a las 977 que ya ha sido elevadas a los altares.

La derecha trata de calmarse la conciencia alegando que la brutalidad desatada tras el golpe de Estado de Julio del 36 fue similar en ambos bandos. No, mientras la represión en la zona republicana tras los primeros meses se atenuó en gran medida, la represión ejercida por los sublevados se prolongaría durante toda la contienda y la dura posguerra (amparada por la ya citada Ley de Responsabilidades Políticas).

Por otra parte podemos destacar las sádicas intenciones del Dictador que trató de prolongar la contienda para llevar a cabo una exterminación sistemática del enemigo y a su vez ganar tiempo para asegurarse el poder dentro de su bando.

Así, cuando la toma de Madrid se daba por hecha, Franco, desvió a las tropas a “liberar” el Alcázar de Toledo, favoreciendo la reorganización de las defensas republicanas en la capital y prolongando de este modo el conflicto.
Otra situación similar la encontramos en los últimos momentos de la contienda en los que el Gobierno de Burgos se negó repetidamente a aceptar la redición republicana que tan sólo pedía que no hubiese represalias contra los vencidos.

Pero en fin, ya conocemos de sobras las contradicciones de la Iglesia. Mientras hacen campaña a favor de la caridad, de la Iglesia de los pobres y el rechazo del enriquecimiento y la avaricia, el episcopado, a través de varias sicav (sociedades de inversión de capital variable) se dedica a invertir en bolsa el dinero que con buena fe les conceden sus feligreses. Ahora, como las cosas por la bolsa con esto de la crisis están mal, han preferido desviar sus inversiones a letras del Tesoro.

La principal sicav de esta institución se llama Umasges. Tiene un capital social que alcanza prácticamente los 8,8 millones de euros. Este se divide en un 10% en el arzobispado de Madrid, un 32 en el de Burgos y el resto a una mutua de seguros de la Iglesia Católica, cuyo presidente es, casualmente, el pro-amnésico Rouco Varela.

Incluso en Suiza, 70 años después de la contienda que tuvo lugar fuera de sus fronteras, el Gobierno federal ha aceptado una moción del parlamento por la cual se rehabilitará a los brigadistas internacionales suizos que participaron en la Guerra Civil. Estos fueron sancionados a su regreso al país helvético por haber incumplido la neutralidad del país; sin embargo, a día de hoy la moción afirma que "la historia ha demostrado que los que lucharon por la democracia entre 1936 y 1939 merecen reconocimiento".

En definitiva, mientras a más de 1000 km de nuestras fronteras, los combatientes republicanos tienen el reconocimiento que se merecen, en España, tras treinta años de democracia la situación sigue siendo la misma: Memoria para unos y olvido para otros.

¿Hasta cuando?

martes, 18 de noviembre de 2008

Para Federico

Para Federico

Llevo varios días escuchando a un tipo mientras desayuno que, sinceramente, me indigesta. Todas mañanas tiene una frase, un comentario, que me revuelve. Menos mal que el desayuno no supera los diez minutos.

Sin ir más lejos, la otra mañana comentabas a través de las ondas que llegan hasta mi transistor que el número parados en España había aumentado en valores absolutos durante la crisis más que entre Estados Unidos e Inglaterra juntos. Cierto Federico, ahí nada que discutirte. Pero se trata de una verdad a medias.

A lo mejor hubiera sido productivo para el saber general y la cultura de todos que hubieras proseguido ilustrándonos sobre cuales son las causas reales de este hecho. Debido a tu tono de voz, con ese rin tin tin pedante que te caracteriza en tus monólogos matutinos, deduzco que achacas la culpa del incremento del paro a cuatro años de Gobierno “sociata”

Quizás deberías matizar, que la mayoría de trabajadores que han ido en estos últimos meses a engordar las listas del INEM provenían del sector de la construcción.

Durante el gobierno popular la construcción se desarrolló a un ritmo altísimo, mientras que la productividad se mantenía en unas cifras lamentables; de ahí, como consecuencia de la crisis inmobiliaria a la que asistimos las altas cifras de paro de las que nos hablas.

Este sector ha crecido a gran velocidad en los últimos años, por lo general en aquellos territorios bajo mandato conservador, favorecido por la corrupción que asola diputaciones y ayuntamientos a lo largo del levante español.

Os pondré dos casos reales:

La Diputación de Castellón. Al frente Carlos Fabra desde hace nada más y nada menos que 21 años, descendiente de una dinastía cacique en esta provincia. Fabra ingresó de forma injustificada entre 1999 y 2004 seis millones de euros, por este caso y algunos más se encuentra imputado por tráfico de influencias, cohecho, negociaciones prohibidas contra la Administración Pública y fraude fiscal.

Para evitar expulsar a este “ciudadano ejemplar”, como lo calificó Mariano Rajoy, el Partido Popular decidió remodelar sus estatutos. Gracias a esta remodelación solo sería posible expulsar a aquellos afiliados condenados jurídicamente.

El problema viene cuando en un ayuntamiento de esta misma provincia, el de Vila-real, su alcalde, Manuel Vilanova se encuentra condenado por prevaricación y todavía no se han realizado los trámites necesarios para llevar a cabo la expulsión.

En fin Federico, que lo peor no es que a un personaje como tú, con cinco sentencias en tu contra, le escuchen más de dos millones de personas todas las mañanas. No, lo peor es que te crean.

viernes, 14 de noviembre de 2008

De videntes va la cosa

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta
ha de tener su mármol y su día
su infalible mañana y su poeta

Así comenzó alguien en 1913 un poema titulado “El mañana efímero”. Había nacido en Sevilla en 1875, residió en Soria y Baeza. De ideas republicanas, durante la Guerra Civil se vio obligado a abandonar Madrid ante el avance del franquismo. En primer lugar a Rocafort (Valencia), de ahí a Barcelona, y finalmente terminaría cruzando la frontera francesa. Falleció en Collioure al poco tiempo, un 22 de febrero de 1939.Se llamaba Antonio Machado. Fue un excelente poeta; aunque un nefasto vidente.

En estos versos Machado nos asegura que la España de la fiesta, la religión y los toros desaparecerá algún día; bien es cierto que el poeta a lo largo del poema nos asegura que aún habrá varias generaciones “amantes de sagradas tradiciones”. Sin embargo, 95 años a algunos se nos hace ya una espera excesivamente larga.

Es más, en bastantes aspectos, desde mi punto de vista, la cosa ha ido a peor.

Desde mediados del siglo XIX la clase trabajadora comenzaba a forjarse y a tomar conciencia de su situación. Luchaban por ideas conjuntas, lo que les llevó a oponerse al envío de tropas a Marruecos en 1909, del que se libraban las clases que podían permitirse pagar las “quintas”. La huelga general de 1917 es otro ejemplo de asociación de la clase obrera, con gran repercusión en ciudades como Oviedo o Madrid, ciudades en las que hoy en día gobiernan los conservadores de forma permanente.

La situación entre el campesinado es similar. Durante la II República se unieron para exigir un reparto más equitativo de la tierra. En la actualidad, el voto conservador vuelve a triunfar en muchas áreas rurales. El campesino busca un discurso anti-inmigración , (a los que consideran culpables de la falta de trabajo) que encuentran en la derecha. Pero seamos sinceros, ¿Cuántos chavales de cualquier pueblo de la geografía española están hoy en día dispuestos a recoger las cosechas? ¿Cuántos están dispuestos a soportar las duras condiciones de vida que ello implica?

Además, parecen ignorar que a lo largo del S. XIX y gran parte del XX, fue el campesinado español el que se vio obligado a emigrar a otros lugares en busca de un futuro más próspero. (Brasil, Cuba, Argentina, Francia o Alemania).

No se dan cuenta que la causa de su problema no es el inmigrante sino el gran propietario que provoca los movimientos migratorios para lucrarse de mano de obra barata en sus explotaciones mediante la contratación de sin papeles que trabajan en un régimen de semi-esclavitud.

Otro ejemplo de decadencia es, como ya traté en una entrada anterior, la educación. Tan sólo durante el periodo republicano se apostó por una educación pública, laica, obligatoria y gratuita. Eliminándose la religión católica como asignatura e impidiendo a las congregaciones religiosas el ejercicio de la enseñanza. Evidentemente estos principios chocaron con el rechazo frontal por parte de la derecha, que paralizaría la reforma educativa cuando llegase al poder a finales de 1933.

Estas ideas han sido sustituidas en la actualidad por un sistema de conciertos que permite a dichas congregaciones, con la ayuda económica del Estado, la formación moral e ideológica de los alumnos en base a sus principios.

También fue a principios de los 30 el único periodo de nuestra Historia reciente en el que o bien un monarca, o bien un dictador, no se encontrase en el centro y por encima del resto de ciudadanos. Siendo la sangre en el caso del uno, y el respaldo de las fuerzas armadas en el del otro, los únicos motivos que le permitían sustentarse en el poder de forma indefinida.

Cada vez son más, aunque todavía escasas, las voces críticas que surgen contra la monarquía. El otro día en el congreso, ERC, invocó el Civil List del Reino Unido que permite desglosar la distribución del gasto de la Corona

En España esto es impensable. En una época de crisis en las que muchas partidas de los presupuestos se congelan, la destinada a la Corona se incrementa, y no conformes con eso, no se permite que el ciudadano conozca en que se gasta Juan Carlos los más de 9 millones de euros que se le asignan.

Argumentos a favor de la monarquía aseguran que su mantenimiento por parte del pueblo solo nos cuesta alrededor de 20 céntimos por coco. Quizás esos 20 céntimos de cada uno, multiplicado por los 40 millones de contribuyentes que somos podrían invertirse en la construcción de un hospital en Somalia o de una escuela en Camerún.

Además, ¿de que nos sirve una monarquía que cuando se le suelta la lengua se fundamenta en su libertad de expresión, pero es incapaz de asumir la misma libertad de quienes la critican? Y si se fundamentan en un principio constitucional como es la libertad, ¿no deberían plantearse cumplir también el principio de la igualdad que es el primero contra el que atenta una monarquía hereditaria?

Quizás, ahora que lo pienso, Machado no era tan mal vidente. Entre 1931 y 1936, veintitrés años después de la publicación del poema, existió en este país un sistema que abogaba por una mayor igualdad y un reparto más equitativo de la riqueza entre sus ciudadanos. Un sistema que trató de acabar con el poder de la Iglesia y combatió el analfabetismo de su pueblo. El único problema es que Machado no fue capaz de vislumbrar que en Julio de 1936 aparecería un individuo con un peculiar bigote que echaría por tierra todas sus predicciones.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Felices Fiestas II

Felices Fiestas II.


En colaboración con www.pensarcuesta.blogspot.com


Este fin de semana llegó a mi buzón el primer catálogo de juguetes. Al sacar las cuentas pertinentes el resultado era desolador. Quedaban casi dos meses para el día de reyes. Es como si a principios de Julio empezásemos a pensar en volver al curro en septiembre.

Vivimos pues en una sociedad en la que un sexto del año corresponde a las “señaladas” fechas navideñas. Quizás este año, y para mantener vivo el sistema de consumo en el que vivimos la fecha en la que las campañas publicitarias empiezan a azotarnos de forma indiscriminada se ha adelantado ligeramente, pues fomentar un consumo desmedido es la única forma de salir de esta crisis provocada por la avaricia de los bancos y revivir – refundar (o como quieran llamarlo los políticos de turno) el sistema capitalista.

Una técnica perfecta para aumentar el consumo es, como bien señalas, la utilización de las luces chillonas con motivos navideños pertinentes (estrellas, belenes…) en escaparates y calles de nuestras ciudades

Sobre las luces que se colocan en las calles conviene hacer una matización. Mientras en ciudades como Barcelona estos adornos son costeadas por los propios comerciantes (lógico, pues son los grandes beneficiados del afán consumista que nos invade en estas fechas), en otras ciudades como Sevilla o Madrid son los contribuyentes los que se hacen el “harakiri” financiando a través de sus tributos las dichosas luces (pagan las luces y a su vez incrementan sus gastos: Negocio perfecto para el empresario).

De forma contradictoria este consumismo desmedido al que asistimos en la sociedad actual, este “capitalismo salvaje”, ha sido criticado por el arzobispo de Munich, de nombre Reinhard, de apellido, curiosamente, Marx. Lo verdaderamente curioso del hecho es que el arzobispo de la capital de Baviera, hace esta crítica en un libro publicado bajo el título de “El Capital”, donde relaciona el capitalismo con la codicia.

Como los compañeros de profesión de Reinhard en España lo tomen en serio, se producirá en este país antes una socialización de la Iglesia que una secularización de la derecha, que a día de hoy, es impensable.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Educación

Educación

Escribir te ayuda a ordenar tus ideas, a sincerarte y en definitiva te ayuda a pensar; una cosa que como dice alguien que conozco parece que cuesta un poco en la sociedad de hoy en día. Quizás por eso, después de llevar un tiempo dándole vueltas, me he decidido a escribir este blog. A ver cuánto dura.

Si sales a la calle y preguntas al primer tipo con el que te cruzas cuáles considera que son los problemas de este país te responderá posiblemente que terrorismo, inmigración etc, etc… No, el principal problema de este territorio es la Educación.

La educación es la base de cualquier sociedad. Desde un punto de vista económico supone la formación de capital humano que supondrá en un futuro una mayor productividad. Desde un punto de vista ético, más importante desde mi perspectiva, la educación; la cultura en general, nos hace más independientes, más inconformistas y más libres.

En España se parte de un sistema educativo que atenta contra la igualdad de forma descarada a través de los conciertos que ciertas instituciones; generalmente religiosas, reciben para impartir su doctrina de forma gratuita.

Sin embargo, estas escuelas, pese a estar financiadas con el dinero de todos los contribuyentes, tienen la libertad de contratar a sus trabajadores según dispongan, sin atender a criterios de calidad, basándose generalmente en una elección a dedo de aquellos más allegados a su ideología y sus intereses.

La cosa no acaba aquí. Pese a que se asegura que a estos centros puede acceder cualquiera, resulta curioso que cerca del 80% de la población inmigrante en edad escolar, se encuentre matriculada en un centro público. Las voces afines a la concertada argumentan que son los padres quienes deciden libremente en que centros desean educar a sus hijos.

Un talante un tanto hipócrita, pues es comúnmente sabido las descomunales tarifas “extras” que deben abonarse a la entidad para que el zagal acuda al centro concertado en cuestión. Las diferencias son abismales entre un centro público y uno privado en cuanto a comedor, transporte escolar, actividades extraescolares… Estos importes suponen la barrera de entrada perfecta a la hora disuadir a personas de un menor poder adquisitivo que tenían intención de educarse allí.

No debemos olvidarnos del carácter religioso que marca a estos centros. La educación en ellos impartida condiciona la mentalidad de miles de chavales de forma encubierta. Sin olvidar los actos religiosos a los que se debe acudir (siempre de forma voluntaria, por supuesto) para conseguir una mayor integración entre compañeros y profesores.

Esta concepción rompe con los ideales promulgados en la II República de una escuela laica, única y gratuita. Sin embargo, en la actualidad, partidos supuestamente con ideología de izquierdas, vuelven la cabeza hacia otro lado y no dan solución a este problema. El último caso es la LEC (Ley de Educación Catalana), que mantiene la doble estructura de centros públicos y concertados financiados por la administración. Algo contradictorio en un territorio gobernado con nombres y apellidos por el PSC y ERC.
Evidentemente, si la izquierda adopta esta postura de mantener los conciertos, la derecha española, apegada de forma excesiva todavía hoy al catolicismo del primer franquismo, da un paso más allá. Es el caso de Madrid, feudo de Esperanza, donde desde 1999 se han concedido 70 parcelas públicas a precios irrisorios para la construcción de nuevos centros concertados.

Sin embargo, parece que la clase política de hoy en día, todavía no ha asumido la importancia de la educación. Esto es demostrable, pues desde comunidades como Valencia, gobernada por Camps y sus secuaces, se utiliza la Educación como juguete para boicotear la política del gobierno central impartiendo una asignatura (que surgió como alternativa a la religión) en inglés.

Políticos de pandereta. Ni más, ni menos.