En la última entrada hace más de dos semanas, cuando Haidar se encontraba sólo en la mitad del largo camino que le quedaba por recorrer, aludimos a la hipocresía de una Unión Europea que, mientras criticaba con la boca pequeña la postura marroquí, firmó un acuerdo que facilitaba la importación de tomate con el reino Alauí.
Pues bien, dos semanas después de aquello, y para seguir encendiendo al personal –pues sabe que es su única posibilidad de no hacer el ridículo por tercera vez consecutiva- salió ayer el líder de la oposición con tres tomates de rama en la mano afirmando vehementemente a un público entregado compuesto en su mayoría por agricultores que aquel –los tomates- era el precio que el Gobierno de Rodríguez Zapatero había pagado para dar puerta al marrón que tenía en el aeropuerto de Lanzarote.
Dado que siempre he estado seguro que el único nexo que me unía al líder de la oposición era el gusto por el ciclismo, quería ratificar, sencillamente, que así sigue siendo. Y lo es, en primer lugar, porque las declaraciones de Rajoy son, además de un monumento al populismo más cutre, una falacia de dimensión desproporcionada.
Una cosa es criticar –como hice en su día- la postura de la UE que firma en un momento crucial un acuerdo que lleva negociando durante un largo periodo de tiempo. Así, en mi opinión, podía haber utilizado esa situación para agilizar la solución del problema forzando a Marruecos a una decisión inminente sobre el asunto Haidar.
Otra diferente es decir -como hace Mariano- que el asunto se ha resuelto -quince días después de su firma- gracias al acuerdo de importación y que, además, es culpa de Zapatero porque va a arruinar al campo español; cuando, como es sabido, la competencia en materia agrícola queda lejos de Madrid y se encuadra en el marco de la PAC que se negocia en Bruselas.
Y así, Mariano, como buen registrador de la propiedad hace lo que cree que mejor se le da: opositar. Pero claro, una cosa es controlar al gobierno y proponer alternativas y otra diferente tomarnos a todos por idiotas. Pues, aunque le parezca al “líder” –permítanme las comillas” de la Oposición –permítanme en este caso la mayúscula porque no hace otra cosa- parecidas, la una con la otra no tienen nada que ver.
Como hace unos mesecitos que la derecha española se dio cuenta que la victoria en las próximas generales pasa por un catastrofismo desmesurado, se dedican desde entonces a caldear el ambiente con mensajes breves y directos al estilo sms que calen hondo en una ciudadanía polarizada por la coyuntura económica que se deja caer en los brazos de cualquiera. Desde el “Esto es un desastre” al “Zapatero va a prohibir los villancicos” de Cospedal, pasando por “Viva la piratería en internet” o, aquí en Aragón, por “Nos invaden los catalanes”.
Pues si la situación económica “es un desastre” a lo mejor se deba a años y años de crecimiento basado en el ladrillo y de ahí que la crisis española no sea financiera sino estructural.
Si el grupo parlamentario socialista apoya una proposición no de Ley en el Congreso a propuesta de ERC para la retirada de los crucifijos en los colegios –pues de momento poco importa al Estado lo que la Señora Cospedal entone en su casa en Nochebuena- no hace sino tratar de cumplir una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la que se ha pronunciado a favor de su retirada para garantizar la libertad religiosa de todos los alumnos de las escuelas –de los que creen y de los que no lo hacen-. Pues algún día comprenderemos que una cosa es la esfera de lo privado y otra muy diferente la de lo público; en la que tenemos que caber TODOS.
Si Zapatero es un represor que prohíbe las descargas ilegales –reiteramos: ilegales- y estas en contra de ello me parece perfecto que, dentro del Estado democrático que garantiza la libertad de expresión –prohibir las descargas no es prohibir la libertad de expresión en internet, Mariano- muestres tu disconformidad con ello. Ahora bien, no puedes mostrarte disconforme con una medida que tú mismo apoyaste en Bruselas. Pues o careces de criterio o no sabes lo que apoyas y, sinceramente, no se cual de las dos opciones es más preocupante para un partido que aspira a formar Gobierno.
Y por último. Si en Aragón se aprueba una Ley que considera el catalán como lengua aragonesa no hace sino constatar la situación de la Franja. Punto. De ahí a querer ver una futura reclamación soberanista de la República Independiente Catalana sobre los nobles territorios aragoneses va un paso más que considerable. Y ello es así dado que en lo que hemos llamado Estado de las Autonomías estas carecen de soberanía; y por tanto de derecho a la autodeterminación -y no digamos ya a la invasión del vecino-.
Como he terminado en Aragón, y parece que está de moda lo de los mensajes cortos, concisos e hirientes, me despido con uno de un político de esta tierra que también hablaba claro pero con bastante más criterio: Váyanse a la mierda.
Pues bien, dos semanas después de aquello, y para seguir encendiendo al personal –pues sabe que es su única posibilidad de no hacer el ridículo por tercera vez consecutiva- salió ayer el líder de la oposición con tres tomates de rama en la mano afirmando vehementemente a un público entregado compuesto en su mayoría por agricultores que aquel –los tomates- era el precio que el Gobierno de Rodríguez Zapatero había pagado para dar puerta al marrón que tenía en el aeropuerto de Lanzarote.
Dado que siempre he estado seguro que el único nexo que me unía al líder de la oposición era el gusto por el ciclismo, quería ratificar, sencillamente, que así sigue siendo. Y lo es, en primer lugar, porque las declaraciones de Rajoy son, además de un monumento al populismo más cutre, una falacia de dimensión desproporcionada.
Una cosa es criticar –como hice en su día- la postura de la UE que firma en un momento crucial un acuerdo que lleva negociando durante un largo periodo de tiempo. Así, en mi opinión, podía haber utilizado esa situación para agilizar la solución del problema forzando a Marruecos a una decisión inminente sobre el asunto Haidar.
Otra diferente es decir -como hace Mariano- que el asunto se ha resuelto -quince días después de su firma- gracias al acuerdo de importación y que, además, es culpa de Zapatero porque va a arruinar al campo español; cuando, como es sabido, la competencia en materia agrícola queda lejos de Madrid y se encuadra en el marco de la PAC que se negocia en Bruselas.
Y así, Mariano, como buen registrador de la propiedad hace lo que cree que mejor se le da: opositar. Pero claro, una cosa es controlar al gobierno y proponer alternativas y otra diferente tomarnos a todos por idiotas. Pues, aunque le parezca al “líder” –permítanme las comillas” de la Oposición –permítanme en este caso la mayúscula porque no hace otra cosa- parecidas, la una con la otra no tienen nada que ver.
Como hace unos mesecitos que la derecha española se dio cuenta que la victoria en las próximas generales pasa por un catastrofismo desmesurado, se dedican desde entonces a caldear el ambiente con mensajes breves y directos al estilo sms que calen hondo en una ciudadanía polarizada por la coyuntura económica que se deja caer en los brazos de cualquiera. Desde el “Esto es un desastre” al “Zapatero va a prohibir los villancicos” de Cospedal, pasando por “Viva la piratería en internet” o, aquí en Aragón, por “Nos invaden los catalanes”.
Pues si la situación económica “es un desastre” a lo mejor se deba a años y años de crecimiento basado en el ladrillo y de ahí que la crisis española no sea financiera sino estructural.
Si el grupo parlamentario socialista apoya una proposición no de Ley en el Congreso a propuesta de ERC para la retirada de los crucifijos en los colegios –pues de momento poco importa al Estado lo que la Señora Cospedal entone en su casa en Nochebuena- no hace sino tratar de cumplir una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la que se ha pronunciado a favor de su retirada para garantizar la libertad religiosa de todos los alumnos de las escuelas –de los que creen y de los que no lo hacen-. Pues algún día comprenderemos que una cosa es la esfera de lo privado y otra muy diferente la de lo público; en la que tenemos que caber TODOS.
Si Zapatero es un represor que prohíbe las descargas ilegales –reiteramos: ilegales- y estas en contra de ello me parece perfecto que, dentro del Estado democrático que garantiza la libertad de expresión –prohibir las descargas no es prohibir la libertad de expresión en internet, Mariano- muestres tu disconformidad con ello. Ahora bien, no puedes mostrarte disconforme con una medida que tú mismo apoyaste en Bruselas. Pues o careces de criterio o no sabes lo que apoyas y, sinceramente, no se cual de las dos opciones es más preocupante para un partido que aspira a formar Gobierno.
Y por último. Si en Aragón se aprueba una Ley que considera el catalán como lengua aragonesa no hace sino constatar la situación de la Franja. Punto. De ahí a querer ver una futura reclamación soberanista de la República Independiente Catalana sobre los nobles territorios aragoneses va un paso más que considerable. Y ello es así dado que en lo que hemos llamado Estado de las Autonomías estas carecen de soberanía; y por tanto de derecho a la autodeterminación -y no digamos ya a la invasión del vecino-.
Como he terminado en Aragón, y parece que está de moda lo de los mensajes cortos, concisos e hirientes, me despido con uno de un político de esta tierra que también hablaba claro pero con bastante más criterio: Váyanse a la mierda.
1 comentario:
Me limito a quitarme el sombrero ante tu exposición, no sólo por su contenido (que comparto), sino también por su excelente forma. Un abrazo y a ver si nos vemos pronto, amigo, ¡que ya hay ganas de dar un voltio en toda regla! ;)
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