Hace pocas semanas el Gobierno anunció un incremento en los impuestos especiales sobre tabaco y gasolina. El otro día, y siguiendo esta línea, anunció una subida de los impuestos a las rentas más altas (que tiene entre otros objetivos terminar con la denominada “Ley Beckham” ante las estratosféricas fichas que cobrarán durante las siguientes temporadas Kaka, Cristiano y los que vengan)
Aunque la oposición de CIU hizo votar en contra al grupo parlamentario socialista una medida de su propio gobierno, es cuestión de tiempo que los impuestos se incrementen de cara al nuevo ejercicio.
Es evidente que el incremento del gasto público hace necesario un incremento de la tasa impositiva para evitar un déficit presupuestario demasiado elevado. Sin embargo, una subida de impuestos en este país debe dar un paso más allá.
Los impuestos son la forma más eficaz de distribuir la riqueza entre los ciudadanos de la sociedad. Aquellos Estados donde la carga impositiva es mayor, como los países nórdicos, cuentan con una sociedad más equitativa, justa y segura.
¿Segura? Sí. La mejor forma de combatir el crimen no es una mayor inversión en seguridad pública; de hecho, los países nórdicos, que cuentan con las tasas de criminalidad más bajas del planeta, realizan una inversión porcentual del PIB menor en seguridad que otros como EEUU y España.
La tasa impositiva española es de las más bajas de los países de la OCDE. Curiosamente, es el segundo país con mayores desigualdades sociales (tras EEUU) y por tanto también el segundo país que mayor porcentaje de su PIB destina a seguridad pública tras EEUU.
A pesar que desde la derecha se trata de dar una visión del sector público ineficaz y sobredimensionada, lo cierto es que España, al contar como hemos dicho con una de las recaudaciones impositivas más bajas, cuenta con un sector público “infradimensionado”. Las largas listas de espera en sanidad o los malos equipamientos de las escuelas así lo demuestran.
Para terminar con las grandes desigualdades sociales existentes en este territorio, y por tanto con la creciente criminalidad, es imprescindible un incremento de los impuestos.
Se espera un otoño complicado para Zapatero, momento en el cual retomará el debate impositivo ante el batacazo del otro día. Esperemos que la soledad parlamentaria con la que cuenta el Gobierno no afecte a esta reforma, que, como vemos, es de vital trascendencia.
Aunque la oposición de CIU hizo votar en contra al grupo parlamentario socialista una medida de su propio gobierno, es cuestión de tiempo que los impuestos se incrementen de cara al nuevo ejercicio.
Es evidente que el incremento del gasto público hace necesario un incremento de la tasa impositiva para evitar un déficit presupuestario demasiado elevado. Sin embargo, una subida de impuestos en este país debe dar un paso más allá.
Los impuestos son la forma más eficaz de distribuir la riqueza entre los ciudadanos de la sociedad. Aquellos Estados donde la carga impositiva es mayor, como los países nórdicos, cuentan con una sociedad más equitativa, justa y segura.
¿Segura? Sí. La mejor forma de combatir el crimen no es una mayor inversión en seguridad pública; de hecho, los países nórdicos, que cuentan con las tasas de criminalidad más bajas del planeta, realizan una inversión porcentual del PIB menor en seguridad que otros como EEUU y España.
La tasa impositiva española es de las más bajas de los países de la OCDE. Curiosamente, es el segundo país con mayores desigualdades sociales (tras EEUU) y por tanto también el segundo país que mayor porcentaje de su PIB destina a seguridad pública tras EEUU.
A pesar que desde la derecha se trata de dar una visión del sector público ineficaz y sobredimensionada, lo cierto es que España, al contar como hemos dicho con una de las recaudaciones impositivas más bajas, cuenta con un sector público “infradimensionado”. Las largas listas de espera en sanidad o los malos equipamientos de las escuelas así lo demuestran.
Para terminar con las grandes desigualdades sociales existentes en este territorio, y por tanto con la creciente criminalidad, es imprescindible un incremento de los impuestos.
Se espera un otoño complicado para Zapatero, momento en el cual retomará el debate impositivo ante el batacazo del otro día. Esperemos que la soledad parlamentaria con la que cuenta el Gobierno no afecte a esta reforma, que, como vemos, es de vital trascendencia.
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