Con noche cerrada, sin Luna, salpicado el cielo de cientos de estrellas y una suave brisa, se pone punto y final al diecisiete de Julio de 2009 en un pequeño pueblo marroquí fronterizo con Argelia.
A pesar de que la temperatura a estas horas es muy agradable, en las horas centrales del día el Sol ha caído con aplomo en toda la costa norteafricana. Situado en lo más alto del cielo, la sombra que proyectaba el cuerpo de uno quedaba reducida a un fino trazo en el suelo rusiente.
Hace 73 años, algunos kilómetros al oeste de este lugar, un gallego bajito, regordete y con bigote debió pasarse el día bajo este Sol hasta perder el juicio. Decidió en ese momento, junto con algunos colegas, levantarse en armas contra el gobierno democráticamente elegido del Frente Popular; una coalición de izquierdas que puso fin al bienio derechista en el que Lerroux quedó al servicio de la CEDA de Gil Robles, que trató de mandar al carajo toda la acción legislativa anterior llevada a cabo entre el 31 y el 33.
El 14 de abril de 1931, el pueblo recuperaba las riendas de su destino desde que en Enero de 1874 el golpe de Estado de Pavía y Martínez Campos terminase con una República debilitada al no existir una alianza entre burguesía (que entendía que la República debía traer mayores libertades individuales) y campesinado (que buscaba un aumento de los salarios y unas mejores condiciones de vida).
En el 31 comenzaron a darse una serie de pasos imprescindibles para sacar a España del atraso que históricamente venía sufriendo con respecto a otros países. De este modo podemos destacar:
La Reforma Agraria que implicaba el reparto de la tierra entre el campesinado; pues las políticas desamortizadoras llevadas a cabo a lo largo del XIX favorecieron exclusivamente a la burguesía.
La reforma educativa, fomentando una escuela única, pública, laica y gratuita, partiendo de la base que para la construcción de una sociedad más equitativa y justa es imprescindible un pueblo alfabetizado y culto.
La reforma militar que pretendía terminar con un ejército sobredimensionado e ineficiente reduciendo el número de altos cargos y exigiendo una mayor cualificación técnica para ejercer como tal. Es precisamente en este momento donde, al carecer de tal preparación, el gallego bajito, regordete y con bigote del principio (así como sus colegas) se muestran profundamente ofendidos.
Es evidente que a Paquito se le fue la mano con el sol y quedó sumido en un delirio que le acompañaría durante casi cuarenta años. Lo jodido del caso es que su trastorno no lo sufrió en silencio, sino que se lo contagió a toda la sociedad española después de que decidiera agarrarse al poder como una lapa hasta que la muerte le ganó la partida en noviembre del 75.
Los efectos de la insolación del Caudillo no se hicieron esperar:
1. Masacres en Cáceres, Málaga o Guernica contra la población civil. La postura que adopta el Caudillo al desviarse a Toledo en los primeros meses de contienda alargando ésta innecesariamente para afianzarse en el poder, o el negarse a admitir la rendición de la República ya en el tramo final de la Guerra a cambio de que no existieran represalias contra los vencidos sólo puede recibir un nombre: Sadismo.
2. Todas aquellas personas que se interponían entre él y el poder absoluto (Mola y Sanjurjo) o por las que se dice que sentía una profunda envidia (su hermano) fallecieron “casualmente” en accidentes aéreos.
3. Se terminó con todas aquellas reformas puestas en marcha por el gobierno republicano; cuyos efectos ya se habían visto amortiguados tanto por el déficit presupuestario en el que quedó sumido el Estado tras la dictadura de Primo de Rivera (suspicazmente encubiertos a través de gastos extraordinarios) así como por el gobierno derechista de Lerroux.
4. En 1939 aparece la Ley de Responsabilidades Políticas. Una Ley con carácter retroactivo que se salta a la torera el principio de seguridad jurídica y se convertirá en la base legal que justificará las duras represalias que tendrán lugar durante la larga posguerra al considerar rebeldes; invirtiendo la realidad de los sucesos, a aquellas personas que, por acción u omisión hubiesen apoyado al, nunca debemos olvidarlo, legítimo gobierno republicano.
5. Apuesta en un principio por una política autárquica siguiendo la ideología fascista de Mussolini bajo el ideal de que un país que no es independiente económicamente nunca podrá serlo políticamente.
Sin embargo, los dirigentes franquistas, que carecían de una formación económica clara mantienen hundido el comercio interior, no desarrollan la industria, se enfrascan en una infructuosa búsqueda de petróleo en suelo peninsular y el precio fijado al kilo de trigo es excesivamente bajo; favoreciendo el abandono de la tierra por parte del campesinado y provocando un descenso de la producción con respecto a la obtenida en los años de República.
Posteriormente, la derrota alemana e italiana en Europa, provocará que la autarquía; seguida en un principio de forma voluntaria, se imponga de un modo obligado sumiendo a España en la miseria, el hambre y la corrupción.
6. España quedó convertida en un desierto cultural tras el multitudinario exilio o asesinato de intelectuales (Lorca fue asesinado en Viznar, Severo Ochoa emigró a EEUU, Alberti a la URSS…)
Todas estas decisiones tomadas por el caudillo bajo los efectos del sol norteafricano (es la única excusa que se me ocurre para seguir pensando que aquel individuo presentaba en algún lugar de su diminuto cuerpo algún rastro de humanidad) han tenido dos efectos:
En primer lugar el ya mencionado atraso de la economía española, que hasta la década de los 50 no recuperó el PIB alcanzado en los primeros años de la década de los 30.
En segundo lugar, y mucho más importante desde mi perspectiva, se consumó la división del pueblo español, una división que aún hoy, 73 años después sigue viva.
En todos países en los que ha tenido lugar un gobierno autoritario (La Alemania de Hitler, el Chile de Pinochet…) las heridas han quedado cerradas a través de una serie de procesos judiciales que situasen a cada uno en su lugar, obligando a rendir cuentas a los culpables de las atrocidades cometidas.
La Ley de Memoria Histórica es un paso en la dirección adecuada para tratar de curar estas heridas. Aunque puede parecernos absurdo que se inicie un proceso judicial contra personas que llevan la tira de años criando malvas, nunca: NUNCA, debemos considerar tal proceso injusto.
En la España de 2009 sigue habiendo vencedores, que como describe perfectamente Buero Vallejo en el tragaluz habitaría el piso principal, y vencidos que harían lo propio en el subsuelo. Sólo la ruptura de este concepto conseguirá un mayor entendimiento entre las gentes de este país y una disminución de la crispación política.
Por ello resulta perturbadora la actitud del Partido Popular al oponerse sistemáticamente a la aplicación de esta Ley. ¡Qué bien se debe vivir en el primer piso! Verdad, ¿Mariano?.
A pesar de que la temperatura a estas horas es muy agradable, en las horas centrales del día el Sol ha caído con aplomo en toda la costa norteafricana. Situado en lo más alto del cielo, la sombra que proyectaba el cuerpo de uno quedaba reducida a un fino trazo en el suelo rusiente.
Hace 73 años, algunos kilómetros al oeste de este lugar, un gallego bajito, regordete y con bigote debió pasarse el día bajo este Sol hasta perder el juicio. Decidió en ese momento, junto con algunos colegas, levantarse en armas contra el gobierno democráticamente elegido del Frente Popular; una coalición de izquierdas que puso fin al bienio derechista en el que Lerroux quedó al servicio de la CEDA de Gil Robles, que trató de mandar al carajo toda la acción legislativa anterior llevada a cabo entre el 31 y el 33.
El 14 de abril de 1931, el pueblo recuperaba las riendas de su destino desde que en Enero de 1874 el golpe de Estado de Pavía y Martínez Campos terminase con una República debilitada al no existir una alianza entre burguesía (que entendía que la República debía traer mayores libertades individuales) y campesinado (que buscaba un aumento de los salarios y unas mejores condiciones de vida).
En el 31 comenzaron a darse una serie de pasos imprescindibles para sacar a España del atraso que históricamente venía sufriendo con respecto a otros países. De este modo podemos destacar:
La Reforma Agraria que implicaba el reparto de la tierra entre el campesinado; pues las políticas desamortizadoras llevadas a cabo a lo largo del XIX favorecieron exclusivamente a la burguesía.
La reforma educativa, fomentando una escuela única, pública, laica y gratuita, partiendo de la base que para la construcción de una sociedad más equitativa y justa es imprescindible un pueblo alfabetizado y culto.
La reforma militar que pretendía terminar con un ejército sobredimensionado e ineficiente reduciendo el número de altos cargos y exigiendo una mayor cualificación técnica para ejercer como tal. Es precisamente en este momento donde, al carecer de tal preparación, el gallego bajito, regordete y con bigote del principio (así como sus colegas) se muestran profundamente ofendidos.
Es evidente que a Paquito se le fue la mano con el sol y quedó sumido en un delirio que le acompañaría durante casi cuarenta años. Lo jodido del caso es que su trastorno no lo sufrió en silencio, sino que se lo contagió a toda la sociedad española después de que decidiera agarrarse al poder como una lapa hasta que la muerte le ganó la partida en noviembre del 75.
Los efectos de la insolación del Caudillo no se hicieron esperar:
1. Masacres en Cáceres, Málaga o Guernica contra la población civil. La postura que adopta el Caudillo al desviarse a Toledo en los primeros meses de contienda alargando ésta innecesariamente para afianzarse en el poder, o el negarse a admitir la rendición de la República ya en el tramo final de la Guerra a cambio de que no existieran represalias contra los vencidos sólo puede recibir un nombre: Sadismo.
2. Todas aquellas personas que se interponían entre él y el poder absoluto (Mola y Sanjurjo) o por las que se dice que sentía una profunda envidia (su hermano) fallecieron “casualmente” en accidentes aéreos.
3. Se terminó con todas aquellas reformas puestas en marcha por el gobierno republicano; cuyos efectos ya se habían visto amortiguados tanto por el déficit presupuestario en el que quedó sumido el Estado tras la dictadura de Primo de Rivera (suspicazmente encubiertos a través de gastos extraordinarios) así como por el gobierno derechista de Lerroux.
4. En 1939 aparece la Ley de Responsabilidades Políticas. Una Ley con carácter retroactivo que se salta a la torera el principio de seguridad jurídica y se convertirá en la base legal que justificará las duras represalias que tendrán lugar durante la larga posguerra al considerar rebeldes; invirtiendo la realidad de los sucesos, a aquellas personas que, por acción u omisión hubiesen apoyado al, nunca debemos olvidarlo, legítimo gobierno republicano.
5. Apuesta en un principio por una política autárquica siguiendo la ideología fascista de Mussolini bajo el ideal de que un país que no es independiente económicamente nunca podrá serlo políticamente.
Sin embargo, los dirigentes franquistas, que carecían de una formación económica clara mantienen hundido el comercio interior, no desarrollan la industria, se enfrascan en una infructuosa búsqueda de petróleo en suelo peninsular y el precio fijado al kilo de trigo es excesivamente bajo; favoreciendo el abandono de la tierra por parte del campesinado y provocando un descenso de la producción con respecto a la obtenida en los años de República.
Posteriormente, la derrota alemana e italiana en Europa, provocará que la autarquía; seguida en un principio de forma voluntaria, se imponga de un modo obligado sumiendo a España en la miseria, el hambre y la corrupción.
6. España quedó convertida en un desierto cultural tras el multitudinario exilio o asesinato de intelectuales (Lorca fue asesinado en Viznar, Severo Ochoa emigró a EEUU, Alberti a la URSS…)
Todas estas decisiones tomadas por el caudillo bajo los efectos del sol norteafricano (es la única excusa que se me ocurre para seguir pensando que aquel individuo presentaba en algún lugar de su diminuto cuerpo algún rastro de humanidad) han tenido dos efectos:
En primer lugar el ya mencionado atraso de la economía española, que hasta la década de los 50 no recuperó el PIB alcanzado en los primeros años de la década de los 30.
En segundo lugar, y mucho más importante desde mi perspectiva, se consumó la división del pueblo español, una división que aún hoy, 73 años después sigue viva.
En todos países en los que ha tenido lugar un gobierno autoritario (La Alemania de Hitler, el Chile de Pinochet…) las heridas han quedado cerradas a través de una serie de procesos judiciales que situasen a cada uno en su lugar, obligando a rendir cuentas a los culpables de las atrocidades cometidas.
La Ley de Memoria Histórica es un paso en la dirección adecuada para tratar de curar estas heridas. Aunque puede parecernos absurdo que se inicie un proceso judicial contra personas que llevan la tira de años criando malvas, nunca: NUNCA, debemos considerar tal proceso injusto.
En la España de 2009 sigue habiendo vencedores, que como describe perfectamente Buero Vallejo en el tragaluz habitaría el piso principal, y vencidos que harían lo propio en el subsuelo. Sólo la ruptura de este concepto conseguirá un mayor entendimiento entre las gentes de este país y una disminución de la crispación política.
Por ello resulta perturbadora la actitud del Partido Popular al oponerse sistemáticamente a la aplicación de esta Ley. ¡Qué bien se debe vivir en el primer piso! Verdad, ¿Mariano?.